La música de garaje no es mala. Cristo nació en un pesebre, lo que probablemente era como un garaje en aquellos tiempos Sky Saxon
La historiografía musical es, por lo general, muy cómoda. Para hacer digerible al gran público todo el batiburrillo de fechas, nombres, cosas y casos a diseccionar se vale de ardides. Elipsis que simplifican la historia, mostrando un nítido tapiz en el que el declive de un movimiento parece dar paso al auge de su sucesor.
Así, según esta crónica oficial, el rock and roll, en el lustro que va de 1959 a 1964, feneció en los EE.UU. No existía. Se había extinguido, y tuvieron que llegar las hordas británicas, Beatles a la cabeza, para recordarle a los yankees la grandeza del invento para que se pusieran, una vez más, manos a la obra.
Esta visión, sin embargo, obvia deliberadamente la música que se facturó en los states en aquellos años: Desde el auge de la música surf al cajón de sastre del rythm and blues (que en aquel tiempo y lugar era básicamente la denominación que recibía cualquier música hecha por un negro) pasando por el despegue del soul al abrigo de las dos escuderías más pujantes del tinglado, Motown y Stax. Ese fue, de hecho, el caldo de cultivo de buena parte de los protagonistas de éste artículo.
Porque, en efecto, es innegable el ascendiente que los aguerridos combos británicos tuvieron sobre estos bisoños conjuntos norteamericanos, como también lo es el hecho de que muchos de ellos comenzaron a foguearse en grupos de rock instrumental y educaron sus oídos con ráfagas de r&b. Género tendente a lo parasitario, los combos adscritos al mismo fueron esquilmando alegremente a Kinks, Rolling Stones, Chuck Berry u Otis Redding, aliñándolo con escarceos con sonidos coyunturales como la psicodelia, el bubblegum o el folk rock a lo Bob Dylan y rematándolo con un elevado sentido de la inmediatez que resultó en lo que se ha dado en llamar nuggets: Rock and roll anfetamínico, simple, crudo, in glorious mono. Repasemos algunas de sus cimas.
The Trashmen – “Surfin’ Bird” (1963)
Pocas bandas ejemplifican mejor la transición experimentada por aquellos primitivos combos surferos que, como si
se tratase del resultado de un bizarro experimento de una cinta de serie B de la época, devenían en crudos hacedores, ruidosos y deslavazados. Los de Minnesota aún llevaban sus alforjas cargadas de surf y le seguían poniendo una vela a Dick Dale(“King of The surf”, “Misirlou”, “ Malagueña “) pero es en el tema homónimo donde marcan la diferencia y se sitúan un escalón por encima de otros combos de primera hornada como los Kingsmen o The Wailers: Un eslabón de protopunk espídico (no en vano formaría parte en el futuro del catálogo de Ramones y The Cramps) forjado a partir del asalto al cancionero de los Rivingtons, conjunto menor de doo wop de quienes tomaban prestado (por decirlo finamente) el andamiaje del tema a partir de un par de sus coplas: “The bird’s the word” y “Papa Oom Mow Mow”.
The Sonics – “Here are The Sonics!!!” (1965)
Tomándole el pulso al glorioso 1965 nos encontramos con que The Rolling Stones habían firmado el capital “Out of our heads”, The Beatles daban carta de naturaleza al jangle pop en “Rubber Soul” y The Beach Boys seguían inmersos en su fantasía surfer -aunque madurándola- en “Today!”. Un año de cambio, podría decirse, aunque estos fulanos de Tacoma-Washington no parecieron darse por enterados: El pulso primitivo desplegado por los hermanos Parypa y asociados en su debut retrotraía a Little Richard, a la vertiente más negra y sudorosa del primer rock and roll. ¿Cómo pudo encajar un adolescente de la época un disco como éste? Los aullidos de Gerry Roslie, la muralla de sonido deslavazado, las versiones pasadísimas de vueltas (el “Do you love me?” de The Contours a la cabeza), la oscuridad de su imaginario de factura propia, expuesto en la tripleta ganadora del redondo: “The Witch”, “Psycho” y “Strychnine”. Todo sigue sonando amenazante en el día de hoy. Un monumento a la crudeza cuya onda expansiva llega hasta nuestros días.Habría que esperar a The Velvet Underground para encontrar un grado similar de agresión sónica.
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